Aparente refugio de insomnio,
los párpados no cesan su andar,
la humedad se esfumó.
(No debo cerrar mis ojos, aquello resplandece...no lo veo)
La ternura de la ingratitud,
la violencia de una caricia,
la gracia del llanto,
la astucia de una verdad.
Aquel fue el día de jurar.
Viéndote mentir,
oí tu latido,
penabas por todos,
rogabas por mí.
domingo, octubre 28
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